Acaba de terminar el invierno y es el momento de hacer el cambio de ropa en el armario, te cuesta elegir el día para hacerlo pero ya empieza a hacer calor y tienes que decidirte. Total, te decides y como quién no quiere la cosa te asalta una duda en tu cabeza… ¿me valdrá la talla del año pasado?, con la siguiente prenda que coges para ponerla en el armario, decides probar y todos tus miedos se hacen realidad, No me cierra!!, ¿ahora que hago yo?, esta noche voy a cenar un yogur y fruta y no pienso pasarme en nada porque no me puedo permitir cambiarme el armario entero….
A veces funciona, otras no, lo que está claro es que este sacrificio se verá recompensando por un espacio de tiempo relativamente corto, puesto que la ropa que acabas de desalojar del armario, en breve, tiene que volver a entrar y seguramente, pasar por la prueba que ha sido esta vez para su ropa gemela.
Yo te propongo una alternativa, un plan de acción en el que ser tú quién decide qué día hacer el cambio de armario, qué día empezar a cuidarte y qué herramientas utilizar para no volver a subir a la noria del peso.