Muchas veces, al llegar a casa tenemos la necesidad de recompensarnos por el esfuerzo realizado durante todo el día.
NUESTRO MOMENTO ES AHORA
Y lo materializamos con unas papas, medio vaso de cerveza, un poco de chocolate o incluso bollería.
Lo sabes, sabes que no te conviene, pero lo haces igual, porque el placer que sientes en ese momento es único.
Estás cansada, agobiada de aguantar al jefe o a los compañeros, sientes que mereces algo mejor, que vales mucho más y dominada por esa idea, te viene a la mente el sabor de de la victoria, de la felicidad.
¿Pero qué pasa justo después?
No lo debería haber hecho…… me acabo de cargar la dieta….. ahora ya no voy. conseguir perder , y voy a ser siempre la misma…..
¿Quieres descubrir qué es el hambre hedónico?
Te interesa conocer lo que oculta ese comportamiento?
Estás dos puesta a entender el razonamiento lógico que hay detrás?